¿Has intentado sanar a través del arte?

Ilustración: Isabella Meza Viana

Por: Jeiner Fuentes

Cada vez más personas descubren en el arte una forma efectiva de cuidar su salud emocional, regular sus sentimientos y reconectarse con el presente. Libros como El camino del artista de Julia Cameron, El acto de crear de Rick Rubin o El pequeño libro de la creatividad de Pearl Susie, se han convertido en guías populares que promueven el poder que tiene el arte y la creatividad como medios de bienestar.

Según muchos especialistas en psicología y neurociencia, la creatividad es una capacidad esencial del ser humano, que es comparada con funciones tan básicas como la respiración. Además de esto, practicar actividades artísticas estimula los procesos neurológicos fundamentales, ayuda a equilibrar el sistema nervioso y favorece la conexión entre los hemisferios cerebrales, integrando el pensamiento lógico con la intuición y las emociones. En contraste, el estilo de vida moderno, enfocado en la productividad y la estimulación constante, tiende a reprimir esta capacidad natural, generando estrés y afectando la calidad de vida.

El lenguaje artístico, además, cumple un papel importante en el desarrollo cognitivo y emocional; al permitir que las personas expresen cómo se sienten internamente sin depender de las palabras, el arte fortalece la capacidad de pensar, analizar, razonar y conectar ideas. Por eso, reprimir la creatividad desde la infancia puede limitar tanto las habilidades cognitivas como las emocionales.


En ese sentido, la arteterapia se ha impuesto por ser una herramienta eficaz para acompañar procesos de autoconocimiento y sanación. 

Una de las ramas más destacadas de este campo es la Danza Movimiento Terapia (DMT), que es un enfoque psicoterapéutico que utiliza el movimiento corporal y la danza para integrar lo emocional, cognitivo y físico. Se basa en la conexión entre mente y cuerpo, permitiendo que las personas exploren sus emociones a través del movimiento y descubran nuevas formas de comunicación y empatía. La danza ha mostrado ser especialmente útil en el tratamiento de trastornos de ansiedad, depresión o traumas, así como en la mejora del bienestar general.

Otra forma de arteterapia con gran impacto terapéutico es el modelado o la escultura en arcilla. Este tipo de práctica se apoya en el contacto físico con el material, lo que facilita la expresión de emociones y la relajación mental. Manipular arcilla estimula la coordinación, reduce el estrés y favorece la concentración. Además, puede aplicarse en procesos de rehabilitación física, manejo de la ansiedad o fortalecimiento de la autoestima, siendo una herramienta útil para personas de todas las edades.

La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que la salud no se define únicamente por la ausencia de enfermedad, sino por un estado de bienestar físico, mental y social. En ese marco, iniciativas como Healing Arts, impulsadas por el Museu Nacional d’Art de Catalunya junto con la OMS, promueven el arte como herramienta preventiva y de acompañamiento emocional. Estas actividades buscan fomentar el bienestar comunitario, reducir la soledad y estimular la socialización, especialmente en personas mayores.

Desde esta perspectiva, la cultura y las expresiones artísticas se consideran “activos de salud” que fortalecen el sentido de comunidad, la empatía y la reflexión. El arte no sustituye los tratamientos médicos, pero complementa los procesos terapéuticos al proporcionar recursos para la gestión emocional y la autorregulación.

Finalmente, los especialistas recomiendan incorporar pequeños gestos creativos en la rutina diaria como escuchar música, escribir, observar el entorno o simplemente salir un poco de la rutina para mantener viva la conexión con uno mismo. La creatividad, más que una habilidad técnica, es una disposición interior que invita a explorar, descansar y cuidar la mente a través de expresiones artísticas.