¿Cómo se reconstruye una vida después del reclutamiento forzado?

Ilustración: Isabella Meza Viana

Por: Alejandro Valencia

¿Cómo se transforma el dolor en esperanza en un país marcado por la guerra?

Lady y David, como madre e hijo, hacen parte de las miles de personas que fueron instrumentalizadas por grupos armados para engrosar sus filas. Sin embargo, pudieron salir de ese mundo y aunque ha sido difícil para ellos pasar la página y continuar con su vidas hoy le aportan a la reconciliación del país desde su perspectiva.

De acuerdo con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) 18.677 niñas y niños fueron reclutados por las FARC-EP para el conflicto armado. Estos casos están siendo estudiados por la JEP en el caso 07: Reclutamiento y utilización de niñas y niños en el conflicto armado y conforme avancen los procesos se tendrá en algún momento una sentencia

Comenzaremos con la historia de Lady quien vivió el secuestro de su mamá por parte de las FARC cuando apenas tenía 8 años. Por esta razón, Lady fue internada en un orfanato bajo el cuidado del Bienestar Familiar.

Parecía que su destino sería permanecer en este lugar hasta cumplir la mayoría de edad, pero  tres años después Lady también fue secuestrada por las FARC, con la intención de cambiarla por su madre. Sin embargo, esto no resultó así y en su lugar Lady fue reclutada forzosamente por este grupo armado.

A los 14 años de edad, Lady tuvo a su hijo, David. Para asegurarse de que ella no escapara, las FARC también lo retuvieron a él. De tal manera que en su familia fueron tres las generaciones víctimas de la guerra. 

Para David, sus primeros años de vida transcurrieron entre el ruido constante de la guerra y la ausencia de otros niños con quienes jugar y desarrollar sus habilidades sociales. Estuvo rodeado de adultos que además reproducen conductas violentas. 

Cuando David tenía entre 3 y 4 años, su madre, Lady, tomó la valiente decisión de huir con él, desmovilizarse del grupo armado. Así empezó otro capítulo en la vida de ambos. Al principio sentían mucho miedo por las posibles represalias, la guerrilla buscaba a los desertores para hacerlos pagar por su traición.

“Los primeros días de mi desmovilización y adaptación a la vida civil fueron una batalla en sí misma. La transición a la ciudad y a convivir con la población no fue sencilla”, cuenta Lady.

Lo que era normal para otros, para Lady era un desafío: dormir en una cama en lugar de dormir en el monte, el cambio en la alimentación, poder estudiar, etc. Lady terminó el bachillerato en una escuela de validación y después entró al SENA para cursar un programa en tecnología en seguridad y salud ocupacional. 

Si bien pudo graduarse, se encontró con una realidad difícil al acercarse al mundo laboral, fue discriminada por su pasado y perdió el trabajo  Este es uno de los grandes retos que tenemos como sociedad: transitar del conflicto y la discriminación a la integración.

“A la comunidad le cuesta aceptar que las personas transformemos la vida y empecemos de cero. En su mente, solo existe el recuerdo de lo que fuimos en una vida pasada, y me sentí juzgada constantemente por ese pasado”, cuenta Lady. 

Los  antecedentes penales de Lady, se mantuvieron por varios años después de la desmovilización lo que dificultó muchísimo que pudiera encontrar un  trabajo estable. La falta de ingresos imposibilita el tener una vivienda, alimentación, salud y educación dignas tanto para ella como su hijo David. 

Los retos para David han sido distintos, algunos tienen que ver con la socialización con sus otros niños ya que se encontró con otros que tenían muy poco en común con él y le ha costado  construir relaciones con los demás.

Las cifras del reclutamiento en Colombia 

Conforme al derecho internacional humanitario, los niños, niñas y adolescentes son especialmente vulnerables en situaciones donde hay conflicto armado; a pesar de ser sujetos de especial protección han sido reclutados por grupos armados. 

En 2025, la Defensoría del Pueblo conoció de 55 casos de reclutamiento que se dieron  entre enero y junio aunque esta cifra es considerablemente inferior al número de casos que fueron reportados el año pasado, sigue siendo crítico.

Entre enero y diciembre del año 2024, la Defensoría reportó 578 casos de reclutamiento de niñas, niños y adolescentes en el país. El mayor número se registró en el Cauca donde 367 menores de edad fueron reclutados. En todo el país, el Estado Mayor Central, sería el grupo armado que presuntamente más cantidad de NNAJ habría enlistado, según el mismo ente habrían sido 229.

Los grandes pasos de Lady y David

Si bien las primeras dificultades estuvieron relacionadas con la estigmatización, Lady y su hijo ambién fueron víctimas de  atentados, amenazas directas, desplazamiento forzado y el asesinato y tortura de seres queridos cercanos para ellos.

“Cada uno de estos pequeños actos dormir, estudiar, socializar fue un paso monumental que me recordó la brecha que debía cerrar para poder salir adelante por mi misma y por mi hijo”, recuerda Lady, quien en un momento de su vida optó por la acción directa para hacer los cambios que quería ver en su vida. 

Lady comenzó a impulsar y liderar procesos de reconstrucción del tejido social entre las comunidades afectadas por el conflicto y los excombatientes. Para eso ha utilizado la pedagogía y su propia experiencia de vida para demostrar con hechos concretos que hay una oportunidad de hacer cosas diferentes después de la desmovilización. 

Ella asegura  que no se trata de pedir  perdón con palabras, “sino de mostrar con acciones nuestro compromiso con el beneficio de las comunidades. Es la única forma de que la sociedad reemplace el juicio por la confianza y el estigma por la oportunidad”. 

Lady también colabora con la justicia en la investigación de crímenes cometidos por las FARC, siendo reconocida como testigo en situación de máximo riesgo.

David quien ha estado siempre acompañando a su madre en estos procesos, ha decidido hacer parte de ellos principalmente en prevención del reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en Colombia.

Esta es una de las razones por las que esta familia ha compartido su historia y un testimonio viviente tanto del dolor y el horror de la guerra, como de la  esperanza de cambio y construcción de paz.

“Yo quiero en un futuro poder exponer leyes que le aporten a la paz y a la construcción social del país”, dice David, quien  ganó una beca para estudiar Ciencias Políticas internacionales y periodismo en España. Esto hace parte de su plan de vida y de su sueño de ser un embajador de paz por el mundo.. 

“En última instancia, mi trabajo es un acto de reparación personal y colectiva. Busco proteger la infancia que yo no pude tener y garantizar que las nuevas generaciones no tengan que pagar el mismo precio», puntualiza Lady.