Mariana Pérez lidera tecnología para limpiar el aire

Ilustración: Isabella Meza Viana

Por: Juan Carlos Senior

En un mundo que respira con dificultad por culpa de la contaminación, una joven colombiana decidió diseñar un pulmón artificial para la Tierra. Desde Antioquia, Mariana Pérez, ingeniera ambiental, creó un dispositivo que captura contaminantes del aire y los transforma en materiales biodegradables, un invento que le valió el Premio Jóvenes Inventores 2025 otorgado por la Oficina Europea de Patentes (EPO).

Su proyecto combina ciencia, tecnología y sensibilidad ambiental. Inspirada en el sistema respiratorio humano, Pérez ideó un mecanismo que inhala aire contaminado, lo somete a procesos mecánicos y químicos, y finalmente exhala aire limpio. En el proceso, el dispositivo atrapa gases como el dióxido de carbono (CO₂), el dióxido de nitrógeno (NO₂) y el dióxido de azufre (SO₂), tres de los principales responsables del deterioro de la calidad del aire en las ciudades industriales.

Pero la innovación no se queda ahí. Lo verdaderamente disruptivo de su invento es que esos contaminantes no se desechan, sino que se transforman en materiales biodegradables. Pérez y su equipo lograron convertir las partículas capturadas en polímeros sostenibles que pueden usarse para fabricar bolsas ecológicas, empaques industriales o incluso baldosas reciclables. Es decir, el aire sucio se convierte en materia prima útil, dentro de un modelo claro de economía circular.

“Mi propósito es demostrar que lo que hoy consideramos basura puede convertirse en el recurso del futuro”, explicó la ingeniera en una entrevista con Infobae. “No se trata solo de limpiar el aire, sino de repensar cómo convivimos con nuestros residuos.”

Una solución nacida en Antioquia

El proyecto de Mariana Pérez no es solo un concepto: ya tiene una planta piloto en operación en Girardota (Antioquia), donde se están probando los primeros módulos del sistema. Esta instalación permite medir en tiempo real la cantidad de gases capturados, la eficiencia del proceso de purificación y la calidad de los materiales biodegradables obtenidos.

El dispositivo fue diseñado para ser modular y adaptable, lo que significa que puede instalarse en diferentes entornos: desde zonas industriales hasta espacios urbanos con alta concentración de smog. Su bajo consumo energético y su estructura compacta hacen posible que pueda implementarse incluso en techos de edificios o estaciones de transporte.

La tecnología desarrollada por Pérez fue seleccionada por la Oficina Europea de Patentes dentro de la categoría “Tomorrow Shapers”, que reconoce a los jóvenes inventores con soluciones capaces de transformar el futuro.

Colombia y su reto ambiental

El reconocimiento internacional no es casual. Según datos del Ministerio de Ambiente y Telemedellín, el 99,3 % de la población colombiana vive en zonas donde la calidad del aire no cumple los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las principales causas son el transporte urbano, las industrias y la quema de combustibles fósiles.

Ciudades como Medellín, Bogotá y Cali enfrentan altos niveles de partículas finas (PM2.5), que afectan directamente la salud respiratoria y cardiovascular. En ese contexto, el trabajo de Mariana Pérez representa un avance tangible hacia un país más sostenible, demostrando que la innovación puede surgir desde los laboratorios locales para tener impacto global.

“Lo que más me motiva es pensar que un invento colombiano puede ayudar a limpiar el aire no solo aquí, sino en cualquier parte del mundo”, asegura Pérez.

Del laboratorio al futuro

La ingeniera antioqueña trabaja ahora en ampliar su planta piloto y en alianzas con universidades y empresas del sector ambiental. Su objetivo es que el dispositivo pueda producirse a gran escala y convertirse en una herramienta disponible para ciudades que luchan contra la contaminación.

Además, su equipo está desarrollando una versión más pequeña, pensada para espacios cerrados, como oficinas o colegios, que permitiría filtrar el aire mientras genera materiales reutilizables.

El reconocimiento de la EPO marca el inicio de una nueva etapa en su carrera. Con apenas treinta años, Mariana Pérez se ha convertido en una de las voces más jóvenes y prometedoras de la innovación verde en Latinoamérica. Su historia inspira a nuevas generaciones de científicas colombianas a ver en la sostenibilidad una oportunidad, no solo un desafío.

En tiempos en que respirar aire limpio parece un lujo, su invento demuestra que el futuro también puede oler a esperanza.