No kings en Estados Unidos, ¿cómo el movimiento social obliga a los políticos a respetar la democracia? 

Ilustración: Isabella Meza Viana

Por Leidy Restrepo Mesa

A mediados de octubre muchos estadounidenses salieron a las calles. Iban disfrazados de abejas, mapaches, tiburones, o llevaban puesta una corona. No era una celebración temprana de Halloween, sino una manifestación de más de 7 millones de personas bajo una misma consigna: ‘No Kings’ (Sin Reyes). 

Esa, la del 18 de octubre, fue la segunda de una serie de marchas a lo largo de EE.UU. que denuncian una presunta agenda “autoritarista” y el abuso de poder del presidente Donald Trump y su gobierno. 

Las primeras marchas ocurrieron el 14 de junio de 2025, fecha en que se celebró un desfile por los 250 años de la armada estadounidense, el evento causó controversia por la inversión que significó, porque no es una tradición estadounidense y además la fecha coincidía con la celebración del cumpleaños 79 de Trump. Simultáneamente ocurrieron también las primeras manifestaciones que comparaban las acciones del presidente con las de un rey. 

¿Qué tienen que ver los reyes?

Los reyes son los jefes del estado en una monarquía, pero los manifestantes aluden a cierto autoritarismo por parte de la administración Trump, que fue elegida democráticamente y en cuyo país existe la división de poderes.

Entonces, ¿por qué llamar No Kings al movimiento? Carlos Olimpo Restrepo, periodista y máster en Relaciones Internacionales, explica que, a diferencia de un régimen autoritario, que “da órdenes y exige que se le cumplan, pero acepta a regañadientes la intervención de otros poderes”, el actual gobierno estadounidense “busca leyes viejas, incluso de hace 40 o 100 años, para respaldar sus decisiones”.

Esto ocurre porque en el sistema anglosajón muchas normas no se eliminan oficialmente, lo que permite que se recurra a algunas que ya no se usan “para justificar acciones como el uso de la Guardia Nacional en la represión de las protestas”.

Por eso, para Restrepo, “hoy estamos más cerca de un comportamiento absolutista (donde el poder se concentra en una sola persona, sin ningún tipo de control) que autoritario (un sistema de gobierno que centraliza el poder, pero convive con otras instituciones)”, y de ahí cobra sentido la frase No kings, no reyes, usada por varios movimientos ciudadanos que advierten de un riesgo para la democracia.

¿Quiénes marchan?

En ese contexto se dan las manifestaciones de un movimiento que reúne y agrupa a más de 300 organizaciones sindicales, de derechos civiles, opositoras, medioambientales, LGBTIQ+, de población vulnerable, de escasos recursos y migrantes, entre otras que sienten que las políticas y agenda de Trump amenazan la democracia y la Primera Enmienda de la Constitución, que protege las libertades fundamentales (religión, expresión, prensa, reunión pacífica).

Esto se ven en la persecución a los migrantes por parte de ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas ), las amenazas o escarnio público a periodistas y jueces que se atreven a cuestionar el gobierno o contradecirlo, el despliegue de militares en los estados demócratas, la eliminación de los subsidios a la población vulnerable y el cierre del Gobierno Federal, que este miércoles se convirtió en el más largo de la historia del país, con 36 días de duración. 

Entonces el movimiento crece y se consolida con la participación de diversas organizaciones que defienden intereses distintos pero se han sentido atacados o vulnerados por el discurso y las políticas del presidente de su país y sus aliados.

Mientras tanto miembros del partido republicano, al cuál pertenece el presidente, alegan que las marchas son alimentadas por Hamas, grupos de izquierda o la oposición y que además, son marchas “antiestadounidenses”. 

Para Olimpo el discurso actual, desde el lado del gobierno estadounidense, aborda y hace uso de una “narrativa negacionista de la historia”. Frases, comunicados y mentiras que se replican fácilmente sin ser cuestionados y qué hacen olvidar o cambiar la idea de lo que pasó antes. 

¿Para qué sirve salir a las calles y gritar “No Kings”?

Es ahí donde aparece la importancia de la movilización social. Porque cuando las protestas se mantienen en el tiempo logran obligar a los gobiernos a repensar sus políticas y “respetar las reglas de juego de la democracia”, anota Restrepo. 

Y eso es lo que busca el movimiento No Kings, recordar que en el contexto actual de Estados Unidos pareciera que es “la democracia contra la dictadura. Y juntos, elegimos la democracia”, afirman en su sitio oficial. Donde además han destacado su cláusula de desescalada de la confrontación, una estrategia que ha conseguido: más de 2700 eventos de movilización pacífica en grandes y pequeñas ciudades.

Por ahora, aunque se habla de que el movimiento No Kings ha organizado las marchas más grandes de este siglo en EEUU, el riesgo de una agenda “autoritarista”, un gobierno absolutista o un presidente que actúe como rey parece continuar, por lo que solo podrá saberse si la movilización social será exitosa “si continua sólida, masiva y concisa”, explica Olimpo. 

Por ahora, al gobierno no parece preocuparlo, ni lo ven como una amenaza a su poder. Trump por su parte ya mencionó que no se siente como un rey. Incluso publicó un video creado con Inteligencia Artificial en el que aparece como un monarca lanzando heces a los manifestantes, confirmando que no le interesa la corrección política, ni lo que puedan pensar estos sectores sociales.

Y mientras tanto ¿aquí nos miramos el ombligo?

Estados Unidos siempre ha sido el estandarte o ejemplo de la democracia en el continente Americano, por lo que esta serie de movilizaciones y denuncias de amenazas a la democracias y las libertades fundamentales, debería importarnos y preocuparnos. Sin embargo, según Restrepo, “estamos enredados todos. Y si bien aparecen gobiernos y mandatarios que aplauden u odien las decisiones de Trump, al tema no se le ha prestado la atención suficiente”. 

Este podría ser el ejemplo más reciente en la región de que las fronteras entre democracia, autoritarismo, absolutismo y abuso de poder cada vez se desdibujan más. Aunque como le dijo Abigail Jackson, delegada de la Casa Blanca, a CNN a propósito de las protestas: ¿A quién le importa?