#Sívotamos | El medioambiente: la otra gran preocupación de los jóvenes del SRPA

Por Santiago Urrego

En los foros #SiVotamos, el medioambiente no fue un tema marginal ni inesperado: fue una de las principales preocupaciones de los jóvenes del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA). Hablar del entorno, del agua y de la tierra surgió con la misma fuerza que las discusiones sobre salud mental, consumo o reclutamiento. Para muchos, el deterioro ambiental es otro rostro de la desigualdad que viven a diario, y también un reflejo de lo que sienten por dentro: abandono, contaminación, pérdida.

Desde Leticia hasta Barranquilla, los jóvenes repitieron una idea que se volvió común en los foros: “no hay futuro sin ambiente.” Lo ambiental no aparece como un tema aparte, sino como un hilo que atraviesa todos los demás. Donde hay pobreza, hay contaminación. Donde hay exclusión, hay destrucción de los ecosistemas. Y donde falta el Estado, sobra basura, humo o ríos enfermos.

Un país en riesgo, una generación consciente

Las cifras solo confirman esa percepción. De acuerdo con el IDEAM (2024), la temperatura promedio en Colombia ha aumentado 1,5 °C en las últimas cinco décadas. La deforestación se disparó un 33 % en 2023, y departamentos como Caquetá, Meta y Antioquia concentran el 70 % de la pérdida forestal. Mientras tanto, más de 90 mil personas fueron afectadas por desastres naturales el año pasado, y millones viven en zonas de riesgo por inundaciones o sequías.

Pero para los jóvenes del SRPA, estas cifras no son solo datos técnicos: son parte de su experiencia cotidiana. Muchos provienen de barrios donde las quebradas son basureros, el aire es irrespirable y los parques desaparecieron. En el foro de Leticia, una participante lo resumió así: “El ambiente no se destruye solo, lo destruye la indiferencia.”

Esa conciencia no viene de libros ni de redes sociales, sino de la vivencia directa. Jóvenes que crecieron cerca de minas ilegales, botaderos o ríos contaminados entienden que la crisis ambiental no es un problema lejano, sino el paisaje donde se construyó su historia.

El cuidado del ambiente como forma de reparación

En varios centros del SRPA, las actividades ambientales se han convertido en una herramienta pedagógica clave. Proyectos como “Sembrar para salir” en Medellín o Guardianes del agua” en Quibdó permiten a los adolescentes reconectar con el entorno y con el sentido de comunidad. Sembrar un árbol, limpiar una quebrada o reciclar no son gestos simbólicos, sino experiencias de transformación.

Educadores del ICBF explican que estos procesos fortalecen la autoestima y fomentan la empatía. En palabras de una psicóloga participante en los foros: “Cuando un joven del SRPA siembra, repara algo que también está dentro de él. El ambiente se convierte en un espejo de su propio proceso de cambio.”

Esa conexión entre naturaleza y reconstrucción personal fue una de las ideas más repetidas durante los encuentros. Los jóvenes no piden programas de educación ambiental por moda, sino porque entienden que no hay reintegración posible sin vínculos con el territorio. En esa lógica, cuidar el entorno es también cuidar la paz interior.

Justicia ambiental, justicia social

Durante los foros #SiVotamos, los adolescentes del SRPA no hablaron del ambiente desde un lenguaje técnico, sino desde la justicia. En Florencia, Caquetá, hablaron de los campesinos desplazados por el cambio en los ríos; en Barranquilla, de los barrios sin árboles ni sombra; en Montenegro, Quindío, de la quema que destruye los cerros; y en Bogotá, de cómo el ruido, la basura y la falta de espacios verdes afectan la salud mental.

Lo que emerge es una visión integral: la lucha ambiental es una lucha por la dignidad. No se trata solo de proteger la naturaleza, sino de proteger la vida cotidiana, los lugares que habitan, los cuerpos que resisten. Por eso, muchos pidieron que el CMJ incluya dentro de sus funciones el seguimiento a las políticas locales de sostenibilidad, y que en los municipios se creen mesas ambientales juveniles con presupuesto y voz propia.

El Informe Nacional de Educación Ambiental (MinAmbiente, 2024) revela que menos del 40 % de los municipios colombianos incorpora proyectos ambientales en sus planes de desarrollo. Para los jóvenes del SRPA, esa omisión es otra forma de exclusión. Si los adultos no protegen el entorno, el futuro de quienes vienen detrás se vuelve inviable.

Votar por el planeta, votar por el futuro

La preocupación ambiental de los jóvenes del SRPA no es solo una denuncia, es una propuesta política. En los foros de #SiVotamos, se escuchó con claridad: “Queremos que el CMJ hable también por la tierra.” En un país donde la deforestación, la minería ilegal y la contaminación afectan sobre todo a las comunidades más pobres, cuidar el ambiente es una forma de hacer justicia social.

A menos de una semana de las elecciones, su mensaje es contundente: no hay democracia sin territorio vivo. La juventud pide que las decisiones políticas incluyan la voz de quienes más sufren el impacto de la degradación ambiental.

En palabras de un joven participante de Florencia, Caquetá: “Nos dicen que sembremos futuro, pero no hay tierra que aguante si la seguimos destruyendo.”

Los jóvenes del SRPA no piden milagros; piden coherencia. Si el país habla de paz y de segundas oportunidades, debe empezar por garantizar que esas oportunidades crezcan sobre una tierra viva.En los foros #SiVotamos, los jóvenes del SRPA destacaron el cuidado ambiental como prioridad. Vinculan la contaminación y la pérdida de naturaleza con desigualdad, exclusión y falta de oportunidades. Desde huertas y reciclaje hasta propuestas de brigadas ecológicas, ven en el ambiente una forma de reparación, justicia y futuro.