Editorial: La corrupción no se vota

Por Radio Trompo

En estos días en que la democracia parece más una feria que una fiesta, es fácil perder la fe. Pero hay algo que no podemos permitir: que normalicemos la corrupción como parte de nuestra cultura. Comprar votos, manipular jóvenes, usar el poder de ser maestro o funcionario para hacer campaña… no es “malicia indígena”, ni “viveza”. Es traición. A los valores, a la juventud y al país.

Quienes creen que el periodismo debe callar ante estas prácticas, se equivocan. No atacamos, informamos. No señalamos, contamos la verdad. En Radio Trompo no militamos en partidos, militamos en la justicia social y en la transparencia. Y por eso, cuando denunciamos lo que otros prefieren esconder, nos llaman incómodos. Que así sea. Preferimos la incomodidad de la verdad que la comodidad de la mentira.

¿Qué nos pasa como sociedad, que vemos con orgullo al que “se las sabe todas” para robar, para hacer trampa, para ganar sin mérito? ¿Qué nos pasa cuando un maestro usa su autoridad para imponer su voto, cuando un político usa la necesidad para comprar voluntades, cuando el silencio se premia y la conciencia se castiga?

La corrupción no solo vacía las arcas del Estado: vacía el alma de un país. La mata poco a poco, con cada favor mal dado, con cada amenaza, con cada asesinato que nos recuerda que decir la verdad cuesta caro.

Pero hay otra Colombia. Una que no se vende, una que no se calla, una que no se rinde. La que cree que la democracia se defiende con participación, con periodismo valiente y con educación crítica. En esa Colombia estamos. En el lado de quienes creen que la justicia social no se negocia, que el poder es para servir, no para servirse.

Porque mientras haya un micrófono encendido, una voz joven que pregunta, y una ciudadanía que no se deja comprar, la esperanza seguirá en campaña.

Hoy vota con conciencia. No vendas tu voz, ejercítala. Tu voto no tiene precio: tiene poder.