El cutting es una forma de autolesión relativamente común entre personas privadas de la libertad. También aparece con frecuencia entre adolescentes y jóvenes del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes. Las causas pueden ser muchas: la soledad, el encierro, una mala noticia, los recuerdos del pasado o simplemente un mal día.
El equipo interdisciplinar los acompaña en estos procesos. Las señales de alerta son diversas y cambian según cada historia. Psicólogas y enfermeras intervienen durante y después de las crisis, pero como dice Sebastián:
“Yo llevo 24 meses acá y no todos los días son bonitos. Hay días en los que uno empieza con el pie izquierdo y toma la decisión de cortarse”.
Los jóvenes entrevistados para este fotorreportaje coincidieron en algo: no quieren seguir haciéndolo y se arrepienten de las cicatrices que hoy marcan su piel.
Las cicatrices en su cuerpo muestran mucho más que el dolor físico o una decisión apresurada por querer autolesionarse. Muestra la necesidad de estos jóvenes de comunicarse, de tener más herramientas para afrontar sus problemas, el impacto de la soledad y la privación de la libertad en la salud mental. Es un grito ahogado pidiendo ayuda.
Si estás pasando por un mal momento, habla con alguien de confianza, busca un cambio de ambiente o pide ayuda profesional. No estás solo.
