#Sívotamos | ¿Qué significa participar en las elecciones juveniles para los jóvenes del SRPA?

Ilustración: Isabella Meza Viana

Por: Juan Carlos Senior

“Yo detesto la política, pero entendí que es el único camino para cambiar lo que no está bien”.

La frase es de Jesús David Rueda, un joven de Bucaramanga que hoy aspira a convertirse en consejero municipal de juventud. Lo particular es que lo hace desde el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA), un espacio donde pocos imaginan ver nacer una vocación de liderazgo.

Para Jesús, participar en las elecciones juveniles no es solo una oportunidad política: es un acto de redención. “Vengo de una zona vulnerable, estuve en la delincuencia, consumí drogas. Muchos pensaban que yo no iba a conocer la cédula. Pero Dios me cambió la vida”, cuenta con voz firme, como quien ya aprendió a no esconder su historia.

Un reto contracorriente

Ser candidato desde el SRPA es un desafío múltiple. A los estigmas sociales se suman las brechas educativas y el limitado acceso a recursos. Jesús lo vive en carne propia: “Mis compañeros de lista son abogados, representantes de colegios reconocidos. Yo apenas logré terminar el bachillerato, validando tres veces séptimo. No tuve apoyo familiar, ni acompañamiento. Pero aquí estoy”.

Su historia rompe el molde de los candidatos tradicionales. No tiene detrás un partido ni una maquinaria. “A mí me toca solo. No tengo respaldo político ni económico. Todo lo que hago, lo hago porque creo que puedo ayudar a otros jóvenes a no repetir mis errores”.

Fe, disciplina y propósito

El cambio llegó cuando, según él, decidió “entregarle su vida a Dios”. Desde entonces, transformó su entorno inmediato: empezó a trabajar con jóvenes en situaciones difíciles, a compartir su testimonio en iglesias y colegios, y a guiar a quienes buscan una segunda oportunidad.

“Mi motivación es servir. Quiero llegar a los internados, a las cárceles, a los calabozos, donde haya jóvenes que se sientan solos. Quiero llevar una palabra, una mano amiga. Eso me mueve”, dice.

Jesús no oculta sus creencias: “Muchos no entienden que mi base es Dios. Hoy las ideologías chocan, pero mis principios me sostienen. Si estoy aquí es porque quiero usar la política para el bien, no para el beneficio propio”.

“No busco fama ni dinero”

En un tiempo donde la política juvenil parece cada vez más desconectada del servicio público, su postura sorprende:

“Yo detesto la política, la detesto con el alma. Pero comprendí que todo en la sociedad se rige por ella. Si queremos un cambio real, debemos meternos en la política. No podemos dejar que otros decidan por nosotros”.

Para él, el Consejo Municipal de Juventud no es una meta, sino un punto de partida. “Este es solo el comienzo. Quiero seguir, avanzar, escalar. Si Dios me lo permite, incluso llegar a la presidencia. No por poder, sino por la posibilidad de transformar vidas”.

Juventud y segunda oportunidad

El caso de Jesús refleja una realidad que muchas veces pasa desapercibida: la de los jóvenes del SRPA que, a pesar de su pasado judicial, siguen siendo ciudadanos con voz y derecho a participar.

El SRPA —creado para reeducar y reintegrar a adolescentes que cometieron delitos— busca justamente eso: darles herramientas para construir un futuro distinto. Pero son pocos los que, como Jesús, se atreven a dar un paso público hacia la participación política.

“Participar me ha enseñado disciplina y responsabilidad. Me ha mostrado que sí se puede salir adelante si uno tiene un propósito”, asegura. Su discurso no suena ensayado: nace de la experiencia. “Antes restaba, ahora quiero sumar. No puedo quedarme quieto sabiendo que hay jóvenes que necesitan una palabra de aliento, alguien que crea en ellos”.

El poder del ejemplo

Desde su testimonio, Jesús invita a otros jóvenes del SRPA a ver las elecciones no como un trámite, sino como una posibilidad de transformación. “A veces pensamos que no tenemos derecho a opinar, que por lo que hicimos nadie nos va a escuchar. Pero sí se puede. Yo soy prueba de eso”.

Su sueño no se mide en votos, sino en impacto. “Quiero crear proyectos de emprendimiento para jóvenes, oportunidades reales. No quiero que nadie viva lo que yo viví. Si mi historia puede motivar a uno solo, ya valió la pena”.

Una prueba

La candidatura de Jesús David Rueda es un recordatorio poderoso de que la participación juvenil no es solo un ejercicio democrático, sino también una herramienta de reintegración social.

Detrás de su campaña hay más que un eslogan: hay una historia de superación, fe y servicio que demuestra que, incluso desde el SRPA, los jóvenes pueden ser protagonistas del cambio.